¿porque me trajiste, si sabias de sobra,
que en ningún momento yo iba a ser feliz?...
Hoy maldigo el día en que me llamaste
y sin mi permiso, tiraste de mi...
Debiste avisarme, debiste decirme,
que solo de llanto me iba a alimentar,
que me habías impuesto una dieta estricta
y que la alegría no me iba a rozar...
Ni sueños, ni dicha, ni ilusión alguna,
jamás cruzarían la luz de mi umbral,
hoy maldigo el día en que tú, la vida,
quisiste nacerme, para hacerme mal...
Maldigo mis ojos, maldigo mi alma,
por haber querido el cielo alcanzar,
hoy sé que mi estrella se quedó dormida
y que nunca, nunca, volverá a brillar...
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